jueves, 17 de junio de 2010

Añosa


Yo siempre supe que quería estudiar, que algún día iría a la universidad y que cursaría estudios Superiores porque, aunque en principio lo sentía como una decisión propia y libre, más tarde fui consciente de que no tuve opción pues en mi educación me lo inculcaron.

Recuerdo que cuando recibí el formulario para la elección de las carreras que yo tenía preferencia siguiendo un orden de prelación, no lo tenía muy claro. Mis preferencias eran bien cursar Admón y Direeción de Empresas o bien Psicología. Finalmente, opté por la primera dejándome llevar por los comentarios sobre las muchas salidas profesionales etc, etc... y con la segunda opción lo que decidí, quizás para disminuir ese ansia que me causaba no haberla seleccionado, que me la tomaría como mi propio hobbie, es decir, leería libros por mi cuenta, los que más me gustaran, investigaría sobre lo que yo quisiera. Y así fue.

Actualmente, no hago ninguna lectura de Psicología, simplemente ¡me cansé!. Ahora prefiero otro tipo de temas. A pesar de ello, siempre me pregunto qué hubiera sido de mi si mi elección hubiera sido diferente.

Tras la finalización de mis estudios, me introduje en el vertiginoso mundo laboral. En él comencé con largas jornadas de trabajo, pensando en crecer profesionalmente, lo más rápido posible. Y esque, dentro de ese mundo llega un momento en que, la vida personal se relega a un segundo plano, dando prioridad al trabajo. El hecho es que, antes o después, llega el momento del cambio, llega el momento de la elección a otro mundo que se mueve más despacio pero, que deja tiempo para otras cosas.

Y es que, conforme la sociedad va evolucionando, van originándose diferentes problemas o dilemas, afectando muchos de ellos al sector femenino. Tras la incorporación de la mujer al mercado laboral han surgido muchos de ellos pero, uno de los que estoy viviendo en mis propias carnes es, ¿hasta cuando quiero crecer profesionalmente? ¿cuándo es el mejor momento para plantarse?

Y esque, durante nuestra educación recibimos mensajes de que es importante para la mujer ser autónoma, independiente, lograr un puesto de trabajo que garantice nuestra estabilidad, etc... y todo esto se logra con varios o muchos años de experiencia laboral, es decir, es directamente proporcional al paso del tiempo-. Sin embargo, la edad óptima para quedarse embarazada es lo opuesto, inversamente proporcional.

Y esque, muchas veces sucede que, la búsqueda de una carrera laboral exitosa, el lograr acceder a un puesto de responsabilidad implica tener que aplazar el proceso de quedarse embarazada. Y cuando una decide dar el paso, recibe el gran piropo de una sociedad incongruente: ¡Añosa!

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